HERMAFRODITISMO,
TECNOLOGIAS MÉDICAS E IDENTIFICACION DEL SEXO Y EL EFECTO EN EL PROCESO DEL
REGISTRO CIVIL.
INTRODUCCION.
En los últimos años tanto desde la antropología,
como desde la historia, viene produciéndose una cierta problemización del sexo
como categoría natural, en este sentido la real academia Española define como
“condición orgánica que distingue el macho de la hembra en los seres humanos,
en los animales y en las plantas”, de forma particular, la cuestión del
hermafroditismo, un territorio fronterizo que cuestiona las definiciones
dicotómicas y excluyentes de los sexos y que pone al descubierto el entramado
del sexo, el género y la sexualidad, ha generado un limitado pero cada día
creciente interés entre quienes investigamos la historia de la medicina y la
sexualidad.
La investigación científica de las diferencias
entre los sexos, ha sido un gran esfuerzo histórico de larga trayectoria que
aun es fructífera en la actualidad, en este trabajo indicamos los debates
generados por médicos sobre la identificación de los sexos así como a
coadyuvado la tecnología médica en un periodo sustancial para investigar el
cambio del conocimiento medico en relación al contexto social y en forma
particular a las concepciones de la época al género. Estas aproximaciones de
carácter histórico aun son relevantes ya que la comunidad científica sigue
buscando una armonía sobre la potencialidad anatómica pluni sexo de los
individuos y sobre el papel de los cromosomas y el medio en las diferencias
entre los sexos, sin embargo las explicaciones recientes sobre la diversidad de
los sexos siguen configurados por un discurso androcéntrico que aun encuentra
en este territorio un lugar para la justificación de la desigualdad, es decir
la inferiorización de las mujeres y en el terreno de la identidad sexual siguen
dando primacía a las practicas heterosexuales sobre los homosexuales en los
individuos “Transgenero” e intersexuales.
Los trabajos históricos recientes vienen
revisando los planteamientos históricos sustentados en la filosofía
grecorromana de influencia duradera en occidente, así como el tratamiento tanto
medico, como legal de los y las que fueron designados como hermafroditas a lo
largo de la edad moderna y contemporánea para comprender el contexto en el que
se desarrolla el presente trabajo interesa mostrar un cierto panorama de las
transformaciones históricas contemporáneas de la figura del hermafrodita. En
este gran periodo de producción Europea de perversiones sexuales comprendido
entre 1950 y 1925 y en los discursos posteriores acerca del transexualismo, la
medicina y más tarde las ciencias psicológicas intentaron lograr la
armonización desde el punto de vista de sus conocimientos de lo que se entendía
como la falta de correspondencia entre el sexo biológico y las prácticas
sexuales (sexualidad) en este periodo de cambio el hermafrodita como ser que
supuestamente reunía los dos sexos en un cuerpo, se transformo en dos sentidos
principales e interrelacionados que producían la dicotomía mente/cuerpo, de parte
del hermafrodita mental o psíquico y de otra.
El anatómico, estas dos expresiones
hermafroditismo anatómico y psíquico, se mantuvieron más o menos independientes
y radicadas en distintos campos del saber científico ó bien se cruzaron,
fomentando nuevas interpretaciones, la primera transformación del hermafrodita
resulto en su reconfiguración en un ser que nace en el siglo XIX, el homosexual
aunque la relación entre hermafroditismo y homo-erotismo parece ser que también
constituyo un terreno resbaladizo en siglos anteriores. El homosexual masculino
consistiría para algunas voces de la
ciencia de finales del siglo diecinueve en un alma de mujer atrapada en un
cuerpo masculino y tendría su raíz en ese otro ser, el hermafrodita
resinificado como hermafrodita psíquico. La persona homosexual masculina o
femenina, no tendría partes del cuerpo de ambos sexos, sino que sufriría lo que
los médicos entendían como una disyuntiva entre el cuerpo de un sexo (exterior)
y la mente del otro (Interior), las prácticas sexuales del individuo según la
norma o mandato heterosexual, no corresponden por lo tanto con el cuerpo que
tenia.
El segundo camino de transformación del
hermafrodita mantuvo su interés en lo anatómico y hacia el final del siglo XIX
se entendía que, aunque el hermafroditismo “Verdadero) no existía era posible
que rasgos de ambos sexos se encontraran en el cuerpo de un individuo
expresando este fenómeno en una serie de gradaciones entre lo masculino y lo
femenino de acuerdo a las características primarias, secundarias y terciarias
de cada sexo, de esta forma se postulo hermafrodita verdadero es decir la
posibilidad de coexistencia de dos sexos simultáneos o modelo unisexo fue un
proceso paralelo a la lenta aceptación de la existencia en los seres humanos de
dos sexos únicos, bien diferentes y excluyentes, masculino o femenino, pero
también fue paralelo al progresivo rechazo de las ideas galénicas sobre la
procedencia de la mujer a partir del varón con una aparato reproductor
esencialmente idéntico al de hombre pero “al revés” una “Introversión del
cuerpo masculino”. La defensa de los dos sexos biológica y mentalmente distinta
y excluyente (dimorfismo sexual) fue consolidándose progresivamente a partir
del siglo XXIII, aunque la aceptación como teórica hegemónica de la diferencia
de los sexos, tardo en extenderse más de un siglo. Esta teoría de la diferencia
que afecta a la concepción del hermafroditismo fue configurado en un contexto
histórico de construcción de diferencias de género y en el que la búsqueda de
la diferencia de los sexos, como señalamos puede entenderse como un lugar de
racionalización de la desigualdad mediante su naturalización de la desigualdad,
mediante su naturalización y corporeinzación.
De esta manera el nuevo modelo de la diferencia
sexual fue refutando progresivamente y aquí estamos de acuerdo con la que, la
visión más fluida menos dicotómica y determinista de los sexos que permitió en
el periodo moderno y que como veremos podríamos denominar dimorfismo sexual no
excluyente, paralelamente el hermafrodita dejo de entenderse como un monstruo
sexual. El hermafroditismo de verdad por lo tanto no existía, era una ficción
histórica.
Tal y como señala Foucauh, para el caso Frances
de Anne Grndjean, en el Paris de 1765 en el caso de las personas cuya identidad
sexual no era clara, una vez que la medicina dictamina su identidad. Se le
pedía que escogiera su sexo así determinando y en particular que usara la ropa
correspondiente, cualquier acto que infrinja esta decisión médico legal, como
el deseo de variar la identidad de sexo ó de practicar relaciones sexuales que
no correspondieran a su sexo, era duramente castigado, por tanto en el tránsito
de la modernidad la idea de un monstruo sexual desaparece ó es modificado
fundamentalmente, lo que si existirían serian errores de la naturaleza, los
denominados vicios de conformación de los cuerpos, además del hermafroditismo
adquiere entonces un carácter jurídico natural y es considerado como una
anomalía somática que había de ser identificada por los médicos que tenían que
emitir su veredicto de verdad sobre el sexo del hermafrodita con implicaciones
jurídicas y morales para su conducta.
Se admitía por tanto, que ya que la naturaleza
era imperfecta, a veces se producían anomalías que la ciencia y sociedad humana
tenían que corregir, pero en la práctica esta imperfección constituía todo un
terreno resbaladizo que abría la posibilidad de diagnósticos problemáticos.
Como se ha señalado para el contexto, la persistencia de errores diagnósticos
de hermafroditismo puede explicarse por el desconocimiento de la anatomía entre
los médicos prácticos, entre los que al parecer no era frecuente la confusión
de un prolapso uterino con cambiar de sexo, sin embargo estas confusiones
también pueden atribuirse a la persistencia de las ideas aristotélicas, sobre
el grado mayor de perfección del sexo masculino, sobre el femenino según estas
ideas, los hermafroditas serian varones imperfectos pues su desarrollo se había
obtenido en la fase “mujer” también, en la practica la consideración moral
mantuvo ciertas particularidades nacionales. Como ha señalado Alice D. Preger,
la actitud de los médicos ingleses de la época fue, más permisiva en
comparación con la medicina Burguesa Francesa, por su menor interés social y
medico en la inversión sexual permitiendo en sus dictámenes que persistiera el
sexo social sin que la verdad anatómica del sexo de la persona lo alterara como
en otros países Europeos, en España, la cuestión del hermafroditismo fue
abordado por la medicina legal, campo que fue desarrollando un creciente
interés por la desviación incluido el hermafroditismo. Debe vincularse a
factores sociales y culturales más amplios a grandes rasgos, algunos de los
factores que se han vinculado a este interés por definir la desviación ha sido
el impacto del sistema productivo, tanto como del colonialismo en los modelos
tradicionales de identidad individual y social en una incipiente sociedad de
masas que comenzaba a difundir a gran escala formulas sociales de
representación individual en particular en España la desviación se vinculo a
los miedos degeneracionistas y por tanto a las preocupaciones demográficas
provocadas por una percepción colectiva sobre la caída de la tasa de natalidad
y la presencia de poblaciones “torcidas”.
Un ejemplo de esta indagación en el sexo por
parte de la medicina legal española lo constituye la obra de Pedro Mara i
Fontanet (1811-1877) quien ocupo la primera cátedra de medicina legal en
Madrid, en la quinta edición de 1874 de su famoso Mata relata el peritaje de
una joven hecho en 1860 para certificar su sexo con vistas a un futuro
casamiento hipotético, diagnostico que se admitía como necesario ya que la
mujer constituía un caso curioso para la ciencia por las características
masculinas que según el dictamen médico poseía, después de un examen del sujeto
en cuestión, el médico concluyo que se trataba de una mujer de verdad en esta
certificación de sexo Mara alegaba que sus órganos genitales presenta alguna
irregularidad que a primera vista podría hacerla pasar por un hermafrodita y
dar lugar a dudas de la realidad de sus sexo, mas examinada con detención se ve
desde luego que es una verdadera mujer, en esta cita y en el informe en su
globalidad hay un marcado énfasis en el aparato genital extremo de la señorita
y en su posibilidad de engendrar en una fecha futura, dos aspectos que
conformaran los elementos claves del peritaje medico para la identificación del
hermafroditismo.
Mad de medio siglo después en 1924 al final del
periodo que vamos a analizar León Cardenal Pulals (1878-1960) catedrático de
clínica química de la facultad de medicina de Madrid exponía ante la Real
Academia Nacional de Medicina, el caso de una mujer hospitalizada para una
operación de hernia inguinal, cardenal dictaminaba tras la intervención que el individuo
no era como se suponía una mujer sino un hombre. Ha ingresado en la clínica por
hernia inguinal doble en la intervención creyéndose que el contenido de una de
ellas (las hernias) era un ovario extirpado y en el examen de la pieza nos
encontramos que era un testículo como lo han probado varias preparaciones
microscópicas.
Con el peritaje de Mara, basado en la
visibilidad del aparato genital del sujeto en el caso relatado por cardenal, el
escrutinio microscópico de los ganados vino a ser la clave en la certificación
de sexo. A pesar de que tanto Mata como Cardenal en un lapso de 65 años,
persiguió satisfacer la misma imperiosa necesidad médica de determinar el sexo
de la persona, las bases científicas tecnológicas, sobre las que establecían su
certificación se vieron radicalmente transformadas.
Nuestro objetivo principal es este trabajo
preliminar, es analizar las transformaciones de dichas bases tal y como fueron
defendidas por cultivadores de la ciencia médica en España, nos centraremos en
un periodo en que el hermafrodismo era de interés legal, sobre todo a partir de
la década de los sesenta del siglo XIX, hasta el periodo en que la ciencia del
hermafroditismo empezó a sufrir nuevos cambios tecnológicos y cognoscitivos con
la introducción de las teorías gonadales hormonales aportadas, por la naciente
endocrinología ya en la década de 1920, fecha en que la ciencia de las otras
identidades sexuales, como la homosexualidad ya florecía en España, este
periodo por lo tanto nos interesa por su solapamiento entre viejos y nuevos
sabios acerca del hermafroditismo y la homosexualidad de manera particular,
fueron cultivados por el conocido endocrinólogo Español Gregorio Marañón
(1887-1960) quien elaboró una teoría de la intersexualidad expresada en su
publicación en 1930, aquí estudiaremos una serie de casos de supuesto
hermafroditismo presentados en tratado Médico-Legales Españoles, como el de
Pedro Mata y en artículos publicados desde finales del año 1917 hasta finales
de 1929 (20), estas fuentes nos permitirán ilustrar los supuestos cognoscitivos
y materiales que subyacían a la tarea de la certificación del sexo único y
verdadero en el periodo comprendido entre la segunda mitad del siglo XIX y los
años veinte, para trazar estos cambios conceptuales y tecnológicos comentamos
algunos casos de personas que fueron sometidos a peritajes médicos para la
identificación de sus sexo, donde queda de manifiesto como los criterios para
la identificación del hermafroditismo incluyeron variables mas allá de
criterios puramente corporales y como fueron transformándose con la
introducción de diversas tecnologías de identificación como veremos más
adelante, las tecnologías medicas empleadas tanto materiales como distorsivas
contribuyeron a la configuración de un conocimiento medico que producía y hacia
posible con su repetición, ciertas concepciones fijas acerca del sexo y a lo
que nosotros ahora definiremos como género.
En las décadas comprendidas por nuestro estudio,
cruciales en la consolidación de las ciencias biomédicas españolas
contemporáneas, los médicos dejaron de definir la identidad de los sexos
biológicos aceptados, en este territorio fronterizo que es el hermafroditismo
en función de características sexuales primarias y secundarias, los genitales
presencia o ausencia de mamas, timbre de la voz y cantidad y distribución del
vello corporal ó de las llamadas características sexuales tercianas, el parte
de un individuo, sus gustos y sus actividades sexuales terciarias, el parte de
un individuo, sus gustos y sus actividades sexuales para valorar más de lo
estos atributos externos visibles, la presencia de ciertas gónadas que
permitían incluir al individuo en uno de
los dos sexos biológicos aceptados por las ciencias medicas del momento,
masculino o femenino, de esta manera los diagnósticos de identidad de personas
consideradas como hermafroditas fueron transformándose apoyadas en nuevas
técnicas instrumentales, el hermafrodita verdadero parecía cada vez más
improbable a medida que los nuevos técnicas contribuyeron a designar varios
estudios intersexuales, es decir zonas fronterizas entre los sexos, los cuerpos
y las sexualidades.
En España, como señala Vásquez García y Moreno
Meugibar a partir de los siglos XVI y XVII, canonistas, juris consultos,
médicos y naturalistas debatieron sobre el hermafroditismo con objeto de
aclarar el estatuto de estos seres ante los saneamientos, para combatir las
supersticiones y creencias mágicas en torno a ellos y una vez rechazada la
posibilidad de los dos sexos en una sola persona, para diferenciar y catalogar
verdaderos y falsos hermafroditas.
El deseo de rechazar la supuesta existencia de
los dos sexos en un cuerpo y de acabar con lo que los médicos de las entendían
como supersticiones, es explicito en diversos textos médicos españoles del siglo
XIX por ejemplo, B Vigere, en su libro sobre la fisiología y patología de los
cuerpos de las mujeres de 1827, racionalizaba los cambios en esta materia de
esta forma.
Lo más extraño es que tanto entre los antiguos
como entre los modernos, los patronos del hermafroditismo partieron de hechos
fantásticos y muy mal contestados, sin embargo fueron bastante para cohonestar
el error y deslumbrar la imaginación, aun de los hombres despreocupados, hasta
que la brújula del escalpelo desentrañe por fin el simulacro del prodigo e hizo
desaparecer lo maravilloso.
Para identificar y catalogar las anomalías del
sexo, los médicos españoles se ceñirían a ciertas reglas, estas tecnologías de
estandarización para clasificar la identidad sexual, renovadas a finales del siglo
XIX a medida entraban en España otras verti de la ciencia de la identidad
sexual se basaban en las proporcionadas por el médico legal, Frances Charles
Chretien (1771-1840) en 1817 (26) quien a su vez seguía las líneas trazadas por
la teratología Francesa especialmente en la obre de Isidore Geoffnoy
Saint-Hilaine (1805-1861) el esquema de Marc enfatizaba lo que se llamaban
“Vicios de conformación en los cuerpos de los seres humanos, denominación que
perduro hasta bien entrado el siglo XX, Marc rechazaba la existencia del
hermafroditismo verdadero en los animales perfectos” y aun reconociendo la
vaguedad del término. Sugería que existían tres clases principales, estas
corresponderían al hermafroditismo aparente en el sexo masculino, el
hermafroditismo aparente en el sexo masculino, el hermafroditismo aparente en
el sexo femenino y una clase que no se podía distinguir nítidamente como
masculino o femenino el hermafroditismo neutro ó afirmaba Marc, el que sería
hermafrodita “sin sexo”, se trataba de una nomina que hundía sus raíces en
obras renacentistas después de considerar un gran número de estudios de casos,
Marc elaboro, una serie de reglas de procedimiento que permitían la
identificación de los hermafroditas según las tres clases mencionadas, estas
reglas o maneras de proceder en el examen del sujeto en cuestión serian los
primeros, era hacer un examen exterior de las partes de generación sin provocar
dolores ni daños al individuo. Se trataría de un segundo caso, era preciso
hacer un examen exterior de todo el cuerpo para detectar las características
constitucionales de uno u otro sexo, tercero era necesario observar a lo largo
del tiempo y de forma repetida los gustos y las propensiones del individuo,
teniendo cuidado de no confundir lo aprendido socialmente con lo que Marc
consideraba innato, cuanto era importante constatar si había cualquier flujo
sanguíneo de las partes sexuales, confirmando en ese caso el predominio del
sexo femenino. Quinto Marc, prevenía contra un diagnostico de sexo en casos
confusos inmediatos al nacimiento del individuo, ya que era necesario dejar
que, con el tiempo, el individuo se desarrollara, Sexto y último habría que
tener cuidado con las propias declaraciones del hermafrodita y de quienes
estaban próximos a el o ella que reflejan intereses personales y no
científicos, como se puede constatar las reglas de Marc combinaban una
preocupación acerca de los atributos físicos del individuo, no solo en
referencia a los genitales, con otros de carácter constitucional que se
encontrarían entre lo que hay entendemos como la psicológico y conductual
definido dentro de las divisiones sociales de género, interesa en la
clasificación de este autor, frente a las que veremos más adelante adoptados
por los médicos españoles, la consideración de los gustos y las propensiones
(que suponemos sociales y sexuales) del individuo como un aspecto que ayudaba a
dictaminar sobre el sexo. La consideración de las preferencias sexuales estaría
también presente entre los médicos españoles a pesar de que su importancia en
el diagnostico de la identidad de sexo inicia decayendo con la progresiva
introducción de nuevas tecnologías en el diagnostico, por ultimo merece la pena
destacar el énfasis de la clasificación en el valor de la menstruación (flujo
sanguíneo) detectable visualmente frente a otros flujos para la identificación
del sexo mujer.
Paulatinamente, las teorías de Marc se irán
depurando para entrar de lleno en la aceptación de un dimorfismo sexual de
carácter excluyente, es decir que solo contemplaban la posibilidad de un sexo
verdadero en cada cuerpo, parece que esta ordenación de cuerpos y los deseos
traspaso la medicina legal para asentarse en otros campos como la higiene
familiar y personal aunque en estas ciencias por su carácter moralizador parece
que el interés descansa más en la figura del homosexual que en la
caracterización anatómica del hermafrodita, como muestra el texto del
higienista Pedro Felipe Monlau, Roca (1808-1871), las nuevas formas de
clasificación de la identidad de los individuos se expandía hacia nuevos
territorios de la vida, para utilizar términos foucaultianos nuevas formas de
biopoder en 1865 Mowlau Pregunt Aba´s.
¿Existen en la especie humana verdaderos
hermafroditas o individuos que reúnan los dos sexos¿ no lo que hay es uno que
otro varón imperfecto que presenta muchos caracteres exteriores de las hembras,
así como una que otra hembra con varios de los atributos masculinos, lo que hay
son unos maricas u hombres de textura floja de facciones mujeriles vos
afeminada, carácter tímido y aparato genital poco desarrollado y también
algunas marimachas o mujeres hombrunas (vigorosas) de costumbres masculinas,
voz ronca, barba poblada, clítoris muy abultado.
El texto de Moulau no solo demuestra el
deslizamiento desde el hermafroditismo hacia la caracterización de la
homosexualidad sino también la defensa del ideal aristotélico del sexo
masculino como sexo superior y más perfecto, sin embargo, un grado mayor de
masculinización de acercamiento del sexo perfecto en las mujeres no significaba
un mayor grado de perfección tal y como se deduce e la cita del médico Andrés
del Busto, hasta físicamente repugna tanto en el hombre como la mujer, aquella
en quien la naturaleza ha dado sus formas y ademanes en su voz y en su
semblante atributos como de hombre, algo de vello oscuro en su rostro que
reanuda la barba o bigote peculiar de otro sexo, la hace aparecer como menos
mujer que los demás y como se les llama como despreciativamente hombrunos por
más que posean como mujeres, admirables cualidades, a pesar del empeño de los
médicos en descubrir e identificar los signos de anormalidad sexual definidos
por Marc, las dificultades inherentes a la tarea de identificar en cada sujeto
un sexo único y excluyente, era evidente para los propios médicos de la época
tal y como reconocía en 1878, en sus Teodoro Yáñez Font, catedrático de Higiene
de la facultad de medicina de Madrid sin negar la categoría “hermafrodita” para
Yáñez tanto el cuerpo como los caracteres tanto el cuerpo como los caracteres
morales de la persona tenían que ser leídos individualmente por el médico para
poder afirmar correctamente a que sexo pertenecía el individuo, “No siempre es
fácil determinar el sexo a que pertenece el hermafrodita y los autores dan
algunos cuadros caracteres especiales, tanto en los órganos genitales como en
lo general del cuerpo que le individualizan que le aísla de todos los demás que
se observan, se comprende que no es posible generalizar sobre esta materia.
A pesar de las dificultades de identificación,
los médicos españoles hasta la edición del texto de Yauter aplicaban en mayor o
menor grado. Las reglas de Marc, una clasificación vinculante con Europa, en lo
esencial, hasta el último cuanto del siglo XIX aunque, como hemos dicho,
progresivamente se eliminarían las preferencias al posible de Marc, el
hermafrodita “sin sexo”, una categoría taxonómica de tránsito hacia la
eliminación del hermafrodita verdadero. En todo caso, estas reglas no permitían
un marco muy estandarizado de aplicación y tanto el tipo de criterios
diagnósticos como la relevancia concedida vanidosa de unos medico a otros, la
siguiente transformación en la identificación del sexo por la ciencia medico
vendría a producirse con la introducción de técnicas desarrolladas en el nuevo
marco cognoscitivo que suponía la expansión de la medicina de laboratorio. La
introducción del examen microscópico del tejido gonadal peracitina del médico
alemán Theodor A Klebs (1834-1913) sustituir el criterio morfológico resultante
de la inspección visual, por el criterio histológico resultante del escrutinio
microscópico de los órganos de reproducción, de los gónadas. Para determinar el
verdadero y único sexo del sujeto, localizando en una estructura concreta la
clave para su identificación se trataba de un programa de investigación que
también desarrollo la zoología, sobre todo alemana en los mismos años (38) la
propuesta de Kleb’s, publicada en 1876 permitió a los médicos identificar y
fijar (aunque había cabida para casos dudosos como a continuación veremos) con
nuevos criterios, el sexo del individuo. Para Kleb’s el criterio del
hermafroditismo ya no consistía en visualizar el predominio de los órganos
genitales de un determinado sexo si no en la identificación de tejidos con
estructura microscópica de testículos o de ovarios. Kleb’s todavía aceptaba la
categoría de “verdadero hermafrodita que realmente mezclaba los dos sexos,
tenía que poseer ambos tipos de tejidos, testicular y ovárico, sin embargo los
que tenían una anatomía mixta con mezcla de genitales externos e internos como
por ejemplo, un pene y ovarios, un útero y barba y no una mezcla de tejidos o
gónadas, como se denominan eran declarados “pseudo hermafroditas” como hemos
constatado, durante el siglo XIX, les competía a los médicos dictaminar entre
otras, sobre cuestiones relativas a la sexualidad, la integridad corporal, la
violencia contra las personas, el estupro, los abusos deshonestos, la sodomía,
la potencia o no de los individuos (capacidad reproductiva) y sobre los casos
de ambigüedad sexual, la posición de los médicos forenses alcanzo gran
influencia y prestigio a finales del siglo XIX y principios del XX, por su
papel en la testificación como expertos ante los tribunales, en casos de locura
y responsabilidad criminal. Las nuevas técnicas de laboratorio contribuyeron a
la legitimación de la medicina legal y comenzaron a extenderse hacia la segunda
década del siglo, algo mas tardíamente en España que en otros países europeos.
El balance historiográfico sobre el valor y los
efectos de la intervención de los expertos forenses, en el siglo XIX varia de
unos a otros, para algunos, la colaboración de los médicos con el estado en la
definición de las conductas delictivas debe entenderse como algo positivo un
escalón en el proceso civilizador de la sociedad, lejos de formulaciones sobre
naturales, sin embargo, para otros autores esta historia progresista que
propone una sociedad “desencantada”, es decir racionalizada con las
contribuciones de la ciencia bajo los auspicios de un estado fuerte, olvida
ciertos aspectos. Para Alvarez Uria, los médicos y psiquiatras de finales del
siglo XIX, efectivamente colaboraban en la clasificación y control de los
individuos dentro de un proyecto de
modernización. Este proyecto conllevo la incorporación naturalizada de los
intereses de la burguesía y la erradicación de las tendencias opuestas al poder
del estado convertido en agente protector de los ciudadanos frente a los locos,
los degenerados, los perversos, los anormales, los iluminados, pero como
advierte este autor la seguridad proporcionada por la institución estatal
“significa también inmovilidad, fijación, control, vigilancia
territorialización del espacio, archivos de las identidades de los pensamientos
de las intenciones utópicas, en lo que a este articulo concierne, es evidente
que la contribución del conocimiento experto a las estructuras legislativas
estatales coopero en la clasificación fijación y normalización de identidades
sexuales, en el caso del hermafroditismo, como ha sido documentado para el caso
español e italiano, la conducta del hermafrodita fue con frecuencia vinculada a
la peligrosidad sexual.
Un texto clave de la medicina legal española es
la obra de Pedro Mata donde muestra los preceptos médicos legales cambiantes en
la segunda mitad del siglo XIX, particularmente en cuestiones relacionadas con
la sexualidad, las sucesivas ediciones del texto reflejan claramente las
influencias de ideas procedentes de Francia y Alemania, entre las influencias,
en la medicina legal Española, destaca por lo que supuso en términos de
renovación de procedimientos y epistemologías médico forense, la obra de
Ambrorse Tardiev.
Tandiev trato numerosos casos de hermafroditismo
y homosexualidad y acudía con frecuencia a los Tribunales Franceses para
dictaminar en casos delictivos quienes eran homosexuales “verdaderos” en
contraste con la que lo eran “por error” o “por vicio”. En el caso de los
hermafroditas, Tardiev, seguía la línea ya establecida por Manx y Saint
Itialine, por la demarcación entre verdaderos y falsos hermafroditas con
evidentes consecuencias legales y personales para las personas así juzgadas
como en el caso de Alexina B, que relata en su texto fue educada como mujer,
aunque se sentía varón, los objetivos principales de este peritaje eran dos, el
primero determinar si un matrimonio debía ser anulado tras el descubrimiento de
que uno de los conyugues no pertenecía al sexo declarado, el segundo asesorar
la capacidad de engendrar de un individuo es decir confirmar su potencia, ambos
objetivos como enseguida veremos se incorporaban a la medicina legal Española.
Este nueva tarea asumida por la practica forense, se vio favorecida por un
contexto de fomento del auto cuidado promovido por el Ideario Burges, de
consolidación del valor familiar y posiblemente la preocupación por la
fecundidad impotencia de los sujetos, se vio fomentada entre los medios
españoles por los temores injustificados de despoblación, la obra de Mata,
delata claramente la influencia de Tardiev, hasta el punto de poder perfilar un
periodo “Pne Tardiev” y otro “post Tardiev” comparando el contenido de la
quinta edición del ((1874) y la tercera edición de 1857, se pueden detectar
diferencias sustanciales en la consideración acerca del hermafroditismo
verdadero, no existía aunque había casos en que el sujeto parece ser de un sexo
a que realmente pertenece o no se puede determinar cuál sea su verdadero sexo.
La apariencia de hermafrodita masculino podría detectarse en el pene, los
músculos, el escroto y la voz, mientras que el rasgo definitorio de los
hermafroditas femeninos seria un clítoris alargado.
En contraste la quinta edición de 1874, incluía
una sección mucho más extensa de casos clínicos en su mayoría tradicionales de
otros textos foráneos. En esta sección se relataba extensamente el caso de la
señorita R.V. e’l, que desarrollaremos a continuación. Antes de entrar a
considerar este caso situaremos la sección correspondiente al hermafroditismo
en la estructura general del en su edición de 1874 mas adelante analizaremos
algunas discordancias dentro de la misma obra, en el tratamiento del caso de R.V.
e’l Mata incluye el diagnostico y peritaje de este caso que el certifica en
1860 con otros casos considerados y
publicados en la edición de 1874, estos últimos examinados a la luz de las
teorías recién llegadas de Tardiev.
Mata incluye el hermafroditismo en el primer
tomo de su manual dentro de la sección dedicada a las cuestiones que versan
sobre el estado y funciones de los órganos sexuales o su producto, buena
muestra de la concepción Ana tomo clínica del texto. En esta sección hay siete
capítulos, el primero es dedicado a las “cuestiones relativas al matrimonio”,
el segundo a los delitos de incontinencia o contra la honestidad, el tercero al
embarazo el cuarto
al parto,
el quinto al aborto, el sexto a los partos precoces y tardíos y el séptimo a lo
que denomina “superfetación” el hermafroditismo se aborda tras la sección sobre
la impotencia, como en la obra de Marc y de Tardiev, hay dos cuestiones
principales que Mara se propone dilucidar, la primera se refiere a la
certificación del sexo del sujeto examinado, la segunda cuestión versa sobre el
estado de potencia del sujeto examinado, la segunda cuestión versa sobre el
estado de potencia del sujeto, es decir sus posibilidades de procreación, ambas
cuestiones iban relacionadas pues cualquier confusión sexual pondría en duda la
facultad engendradora del sujeto, una de las razones principales del
matrimonio, sobre todo entre las capas burguesas clientes principales de las
consultas, para dar continuidad al linaje genealógico.
Mata definía el hermafroditismo en el hombre o
en la mujer, como aquella disposición viciosa de las partes genitales por la
que el sujeto parece ser de un sexo a
que realmente no pertenece, o no se
puede determinar, cual sea su verdadero sexo.
La certificación del sexo verdadero, según estos
parámetros se harían principalmente según el examen visual de los órganos
genitales del sujeto en cuestión. En la mayoría de los casos, se trata de
individuos que parecen ser del otro sexo, pero que en realidad no lo eran,
hecho el examen de determinación de sexo real, el sujeto hermafrodita se
clasificaba según los tipos masculino, femenino y de ambos sexos, el
hermafrodita masculino seria un individuo que, a pesar de las apariencias
externas femeninas, pertenecía al sexo masculino por la presencia de órganos
genitales masculinos. El hermafrodita femenino el “ gigandio” tendría
apariencia masculina aunque “de verdad” fuera del sexo, femenino, en una
minoría de casos, habría sujetos que reunían ambos sexos, grupo que Mara
denomina como Marc “epiceno” y que correspondería al hermafrodita “de verdad”
este texto de 1874, aceptaba todavía por tanto la tesis del modelo bisexual o
de un cierto “dimorfismo no excluyente”, es decir la aceptación del
hermafroditismo verdadero y la posibilidad de coexistencia de los dos sexos en
una sola persona.
(Recuerdese que Mowlav en 1865 y Yánez en 1878
parecían rechazos la posibilidad del “epiceno”
Al final de la sección Mata exponía la
característica de los tres tipos de hermafrodita, después de presentar unos
casos clínicos en los que expidió una certificación de sexo, en su taxonomía
las características que identificamos al hermafrodita masculino serian:
1.
En unas aspecto varonil, voz gruesa, barba,
fuerza muscular, y vello en las extremidades, en otros, aspecto mujeril, voz
delgada, rostro de joven, desarrollo de mamas y conformación de la pelvis
femenina.
2.
En unas y otras el clítoris muy largo y grueso,
hay ausencia de vulva.
3.
La abertura de la uretra está en la base del
clítoris que conduce a la vagina, por donde sale la orina y los menstruos.
EPICENO.
1.
Conformación que participa del hombre y de la
mujer.
2.
De medio cuerpo arriba mujer, de medio cuerpo
abajo hombre.
3.
En las extremidades y en los órganos genitales
hay la misma mezcla de partes propias del hombre y de la mujer.
Destaca en el sistema de identificación de sexos
del texto de Mata, el énfasis en la presencia de órganos sexuales detectables
por la mera inspección o con la ayuda de la palpación. Mata con este sistema
intenta fijar ciertas cualidades
sexuales y de “genero”, para poder determinar con precisión cuál es el sexo del
individuo indicado. En el hermafrodita masculino particularmente, las anomalías
a identificar se centraban en el pene rudimentario, un escroto dividido
simulando uno o testículos ocultos junto a otros rasgos sexuales secundarios,
mamas ó físicos generales (voz, semblante, músculos), asociados a estos rasgos
físicos, Mata suministra características atribuibles al género como las formas
y gustos de la persona.
En el caso del hermafrodita femenino parece que
el rasgo definitivo era la presencia de un clítoris muy largo dado que el resto
de las características podían variar aspecto varonil o mujeril voz gruesa o
delgada, esto es significativo en este sentido que solo se hace mención de los
deseos sexuales del hermafrodita masculino. (Poca inclinación al sexo femenino)
una cuestión atribuible a la concepción patrimonial sobre las mujeres como
seres asexuales.
Mata aplicaba su taxonomía basada en la
inspección externa en casos extraídos de la obra de los médicos legales
Franceses Carcassone Tardiev y Legrand Saulle, particularmente en el caso de
Justina Jumas, repudiada por su marido como impotente y examinada por separado
por los Franceses que dictaminaron, se trataba de un caso extraordinario de hermafroditismo
que carecía de sexo, Mata discrepaba del diagnostico basándose en los
testimonios de los médicos, según el médico Español, Justina debía clasificarse
como mujer aunque imperfecta dada la presencia de órganos genitales externos,
aun rudimentarios según el informe de Carcassone y la imposibilidad científica
de determinar sobre la presencia de órganos internos, mientras la mujer no
fuera sometida a una autopsia, a pesar del dictamen de Tandiev y Legrand de
Salle, que certificaron la ausencia de matriz y de otros órganos interiores, es
difícil determinar si la discrepancia en el diagnostico realizado por los
forenses galos, se debió al rechazo de Mata por el hermafroditismo verdadero o
a su creencia en el valor definitivo en el valor definitivo de un criterio
diagnóstico de laboratorio que aun no estaba recogido entre los descritos en su
manual.
Merece especial atención el caso, descrito por
Mata de Morie Marqueritte, una mujer que fue declarada hombre, cumplidos los 23
años, por la forma tan grafica en la que recoge como la medicina legal,
colonizaba el campo de la identidad y también como las concepciones de género,
contribuían a la certificación del sexo , se trataba de una mujer cuyo caso fue
presentado en 1815, por el médico francés Worbe en la facultad de medicina de
Paris, al parecer sea por la aparición en las ingles, alcanzada la pubertad, de
unos tumores tomados inicialmente por Henur y más tarde identificados por
testículos por su localización, en lo que fue identificado como sacos del escroto,
sea por la presencia de otros caracteres sexuales externos considerados
masculinos, no menstruaba, pene pequeño, aunque con hendidura, la uretra
abierta a una pulgada de su ano y presencia de llamos no genuinos atribuidos al
tipo de vestido utilizado o quizá por los cambios en los gustos de Marie
Margeritte, (según refiere Mata “perdía la gracia” “los vestidos le caían mal”
sus pasos eran de hombre, gustaba más de las labores de campo que los cuidados
domésticos, considerados propios de las mujeres) el Tribunal Medico, declaro
hombre a Marie Margeritte y el individuo “mudo de traje y nombre”.
El tercer caso recogía una consulta de 1847
realizada por el médico cirujano Español Carrasco, quien presento a Mata, el
aparato genita urinario consensuado en alcohol de una niña que fue
identificada, niño al nacer y es una buena muestra de la mezcla de criterios de
identificación y la pervivencia de ideas premodernas para la identificación de
hermafroditas. La identificación de NIGO se basa en la presencia de un clítoris
que Mata definía como enorme según su criterio como un pene. La autopsia
efectuada confirmo que todos los órganos genita urinarios internos estaban bien
conformados y desarrollados correspondiendo al sexo femenino. El sujeto que en
vida fue niño porque disponía de un clítoris, identificado a criterio medico
como un pene, fue declarada hermafrodita femenina, es decir un niño aparente
que en realidad era “niña”, a mediados del siglo XIX la medicina legal Española
usaba criterios medievales, las mujeres con clítoris grande habían sido
consideradas monstruos, magas u hombres para la identificación del
hermafroditismo, el criterio del tamaño del clítoris ya se venía debatiendo
desde el siglo XVIII, en 1741 James Parsous Fellows, de la Royal Society, sostenía
que el hermafrodita era un fantasma de la imaginación, estos seres decían que
provocaban miedo y fascinación, eran casi siempre pobres mujeres
“macroclitonideas” pero la certificación médico legal no solo se producía en
casos de identificación del sexo del individuo si no también con objeto de
determinar las posibilidades de engendrar, es decir de determinar legalmente el
grado de idoneidad de los sujetos para el matrimonio, tal y como recogía otra
sección del manual de Mata. En el caso del hermafrodita masculino con
apariencia femenina pero de verdad
varón, para confirmar la potencia del individuo sería necesario determinar:
1.
Si hay testículos en el escroto.
2.
Si esta abertura está situada en punto que pueda
deponerse natural o artificialmente el esperma en la vagina.
El caso del hermafrodita femenino (que tiene
aspecto hombruno pero que es de verdad mujer) llama la atención que los
críticos de potencia no incluyeran la menstruación y que la valoración de la
potencia dependiera de tres características, dos de las cuales valoraban la
idoneidad para la copula.
1.
Vulva o vagina
2.
Útero o comunicación entre estas partes.
3.
Posibilidad de introducción del pene y
deposición de esperma.
En cuanto a los casos de hermafroditismo
epiceno, Mata afirmaba que el estado de potente o impotente, dependía del
desarrollo o conformidad de sus órganos y admitir que el Estado de la ciencia
no permitía mayor precisión diagnostica.
El caso que Mata refería sobre la posible
nulidad del matrimonio entre doña NN y el marido DNN a petición de la primera,
muestra que la presencia de esperma de este último fue suficiente. Para
determinar su potencia y “toda observación ulterior”, fue declarada superflua,
Mara no especifica como se hizo el análisis de
esperma, lo que le permitió una vez recogido declararle potente. La
mujer, a pesar de algunas anormalidades en los órganos genitales que a juicio
medico derivaban del reducido tamaño del pene del marido también fue declarada
potente.
Para concluir, Mata introducía una sección con
el título “Ha habido en algunos de los cónyuges error de personas en cuanto al
sexo¿ en el que clasificaba el papel medico como legislador de la naturaleza y
el servicio de la identificación legal de los sujetos.
Si el error consiste en la identidad del sujeto
en que, en vez de creer casar un cónyuge con Juan Álvarez por ejemplo, se
encuentra casado con Pedro Méndez, no es nuestra cuestión de importancia igual
a la que acabamos de ver si empero el error versa sobre el sexo ya es otra
cosa, esta es la verdadera cuestión que aquí debemos ventilar, un hombre puede
casarse con un sujeto a quien cree mujer y no lo es y vice-versa, para eso es
necesario que haya hermafroditismo en los términos indicados en su lugar.
Las dos tareas médicas de identificación
comparecen que definía el manual tenían consecuencias legales (nulidad
matrimonial) para el sujeto hermafrodita que había contraído matrimonio y que
como resultado del dictamen médico resultaba del mismo sexo que el cónyuge:
Examinarse la constitución del sujeto y sus
órganos sexuales y véase si es hermafrodita masculino ó femenino, si es
masculino y casado con hombre, hay error de persona, que anula el matrimonio,
si es femenino y está casado con mujer sucede otro tanto, mas si el causante
hermafrodita es femenino y está casado con varón ó masculino y está casado con
hermafrodita, ya no es cuestión de error de persona, sino de incapacidad en
cuyo caso se resolverá como la hemos dicho.
Además de ilustrar como los diagnósticos
cambiaron entre los años 1860 a 1925, los tres casos que analizamos más
detalladamente a continuación nos permitirán mostrar la variabilidad de
criterios en la práctica para la determinación médica de la identidad del sexo
y la persistencia en la clínica de criterios descartados en los manuales
científicos coetáneos. Aunque no dispongamos de un conocimiento de la
incidencia del hermafroditismo en la época, llama la atención que en los tres
casos que se presentaron a esta audiencia medica, se tratara de personas que se
identificaban a si mismas como mujeres, quizá más vulnerables al escrutinio
medico para la indagación de la potencia en una sociedad patriarcal que
subrayaba casi como única función social, su papel como madres.
El primer caso corresponde a uno de los
publicados en la edición de 1874 de Mata, pero cuyo peritaje se remontaba a
1860, es probable que el peritaje respondiera a la consulta voluntaria de la
paciente sobre su idoneidad al matrimonio y desde luego, dada la audiencia
medica que rodeo el acto clínico, un objetivo importante fue la satisfacción y
la emisión de un informe con validez legal.
El elemento definitorio de la identidad de sexo
femenino (verdadera mujer) de RV, el se fundamento en la identidad de la
paciente para la copula (no ofreciendo la vagina una estrechez considerable) no
constituyendo un obstáculo para el coito, la existencia del cuerpo reniforme.
Es llamativa a esta definición como sexo femenino a la luz de las
clasificaciones definidas en paginas anteriores del manual que venimos
comentando, si Mata hubiera clasificado al sujeto era un ejemplo de
hermafrodita femenino (teniendo apariencia de hombre) salvando la ausencia de
vulva o incluso como epiceno, extrañamente el “cuerpo oviforme desaparece como
clave del diagnostico a pesar del énfasis de Mata en su descripción (cuerpo cilíndrico
de unos tres pulgadas de longitud y algo mas (sic) de un grosor enteramente
parecido al exterior a un pene imperfonado) incluso señalando para reforzar su
apariencia de pene, la presencia de otra estructura que a ojos médicos estamos
próxima al clítoris ideal (debajo de esta “especie de pene” donde se abren los
labios “dentro del espacio que estos abrazan, se ve como rudimento de clítoris.
El énfasis ahora residía en la capacidad
receptiva para la copula que la hacía potencialmente potente (para la recepción
de licor proletico en base idóneo) a pesar incluso de la presencia de una
matriz poco desenvuelta, el diagnostico de sexo se realizo descartando otras
características de masculinización que a ojos del propio Mata dan lugar a
simple vista a dudar de la realidad de su sexo. Una persona de 24 años, que
tiene formas en general varoniles, es de mirada enérgica y se afeita, estas
otras características que para Mata hacían dudar de la identidad de sexo femenino tal y como RV e I, se percibía así
mismo, son atribuibles a una mirada medica configurada por el género, su
temperamento sanguíneo, bilioso, su vellosidad abundante, sus hombros anchos,
su voz (fuerte sonora varonil), su forma de hablar (modo de expresarse
enérgico) o su inteligencia cultivada e instrucción destacada en el informe la
mención a la opción sexual de R.V e I (“inclinación (sic) al sexo masculino. En
resumen las tecnologías medicas utilizadas para el diagnostico de identidad del
sexo, se basaban en la exploración física visual básica, quizá con la
utilización de especulo o la palpación y al acto médico de escrutinio con
testigos presenciales para certificar el dictamen expecto.
El segundo caso corresponde a una consulta
clínica realizada a petición del cónyuge varón de un matrimonio joven en la
consulta de urología de Molla en 1920, el objetivo de la certificación era
determinar la “validez de la mujer para el matrimonio, es decir para su
incorporación a una categoría civil, dada la ausencia de las menstruaciones y
la sospecha consecuente de infertilidad. El informe sobre esta mujer fue
emitido por Salvador Pascual y presentado ante la real academia de medicina. La
tecnología utilizada para la certificación del sexo de esta persona, se baso en
la detección de signos físicos, es decir en el uso del tacto, la palpación y la
exploración, aunque la tecnología fundamental en el diagnostico de la
microscopia, según el Dr. Pascual, los órganos de la mujer correspondían a los
del sexo masculino, esta apreciación le permitió emitir una certificación que
clasificaba a la mujer de Pseudo hermafrodita masculino, siguiendo los
criterios de kleb’s (quien aparece en el texto como Rebls, es decir un hombre
con apariencia de mujer y según el esquema de Pozzi (quien aparece como
“Posse”) un “androginoide” un hombre con aspecto de mujer. El elemento
definitorio para fijar a esta mujer en la categoría de hombre, fue la presencia
detectada con microscopia de espermatozoides determino la identidad de sexo a
pesar de la ambigüedad de sus genitales externos tanto del pene (órgano eréctil
que no tiene forma determinada demostrativa de que sea clítoris o pene)
Como de los testículos (en el espesor de los
grandes labios, presenta dos abultamientos) sin embargo a ojos del clínico esta
apariencia le permitía dictaminar su pertenecía al sexo masculino, en este caso
las características genitales atribuibles al género (aspecto “corte general”) y
del deseo sexual de la mujer carecer de
valor para el diagnostico. Llama la atención en este caso, el intervencionismo
extremo del médico para obtener la definición del sexo tal como lo describe el
párrafo final.
“Ganada la confianza de esta mujer por el Dr.
Pascual, le confesó que se masturbaba pensando en su marido ó en los mozos del
pueblo y a tal extremo llego esta confianza que logro que se hiciera una
masturbación y en él para objeto que le dio recogió un poso de producto
evacuado pero la importancia del caso, según Pascual radicaba en el aspecto
legal, una cuestión de mas difícil resolución. Era imposible, según la legislación
vigente que dos personas del mismo sexo contrajeran matrimonio. La
certificación de este sujeto como hombre implicaría por lo tanto, la disolución
del matrimonio “puesto que el marido no se ha casado con una mujer, sino con un
“fulano de tal”, una certificación de tan importantes implicaciones hacía dudar
al médico. Otro aspecto a resolver es el de categoría civil, cuestión que para
el Dr. Pascual “no está resuelta”, la
falta de resolución parecía derivarse de las diferencias entre los propios
científicos que, por una parte, aceptaban los criterios derivados del empleo de
las técnicas microscópicas para la detección de esperma, aunque en pugna con la
aceptación de criterios basados en el simple examen externo ó la opción sexual.
(Hay autores que se muestran partidarios de
atenerse al predominio de los caracteres que presentan bajo el punto de vista
morfológico y bajo el punto de vista sexual, es difícil aclarar si las dudas en
la certificación legal se debían a la falta de medios técnicos adecuados, al temor
a declarar un matrimonio nulo, admitiendo incluso la posibilidad de un caso de
homosexualidad ó a la percepción en el sujeto que se auto percibía mujer de un
aspecto demasiado poco masculino según el catalogo de género de los médicos de la época.
El tercer caso de diagnostico de identidad de
sexo que analizamos data de 1924 y fue presentado de nuevo ante el auditorio de
la Real Academia de medicina, al parecer la causa de la consulta del sujeto,
otra vez una mujer, fue la presencia de una hernia inguinal doble, la
exploración externa y toda la mitad superior del cuerpo de la paciente, eran de
aspecto femenino. Tampoco la sexualidad de esta mujer que acudía con una hernia
era particularmente llamativa a ojos médicos, frente a otros casos, como en el
relato de Pascual de 1920, en el que se había subrayado la apetencia sexual
exagerada, incluso en algunos casos se vinculo, en esta ocasión se señalaba el
libido fisiológico de la paciente, pues según ella las relaciones sexuales con
el marido eran normales, se reconocía que los órganos genitales externos eran
de aspecto completamente femenino. No tenía ni útero, ni próstata, ni vesículas
seminales, no obstante la falta de estos órganos y a pesar de la auto
percepción de la paciente como mujer (que se cree tal), fue declarada hombre en
base a la visualización gonadal a la luz de la microscopía a la que fue
sometida la pieza operatoria, en apariencia una hernia inguinal.
La verdad del cuerpo se leía ya no en los
genitales sino en la presencia o ausencia de los gónadas funcionales ó no, se
atribuía así una era en la ciencia del hermafroditismo y de la identidad del
sexo. La transición del siglo XVII al XVIII marca el comienzo del empeño
científico del hermafrodita verdadero, un ser que representaba la posible convivencia
de los dos sexos corporales en una misma persona y que ponía de manifiesto que
la identidad hombre ó mujer no estaba determinada por la corporalidad, este
rechazo, tanto de la posibilidad de un tercer sexo (ó más) como de la
coexistencia de dos sexos en una persona, supuso la expansión de un modelo con
pretensión de hegemonía que defendía la existencia de dos sexos únicos y auto
excluyentes (dimorfismo sexual excluyente) el asentamiento científico del
dimorfismo sexual del cuerpo, fue paralelo a la consolidación de esferas
sociales separadas de lo masculino y lo femenino tal y como hemos presentado en
este articulo. La clasificación de Charles Cheretier Henni Marc, (1771-1840)
procedente de la teratología francesa del siglo XIX, es decir del conocimiento
científico de los antiguos monstruos ahora entendidos como anomalías de la
naturaleza. Proporciono el marco de legitimación para la ciencia de la
identificación del sexo a la medicina legal española hasta el último cuarto del
siglo XIX, los criterios que legitimaban científicamente la identificación se
componía en una tupida red de elementos organizados bajo los ejes de las
prácticas sexuales, los sexos del cuerpo y la adscripciones de género, respecto
a las clasificaciones posteriores que se apoyaban en la presencia de las
gónadas entendidas como “masculinas ó femeninas”, la influyente clasificación
de Marc, prestaba un mayor grado de atención a la percepción de la identidad de
sexo por las personas interesadas, aspecto que vemos todavía en las declaraciones
de Mata así como en el análisis de Pascual en 1920.
La introducción de nuevas tecnologías de
laboratorio data de mayor poder a los expertos en identificación de manera que,
sin ser consultados para dictaminar la identidad, los médicos, gracias a la microscopia
adquisición en sus consultas, la prerrogativa de cambios de identidad del sexo,
el género y las preferencia sexuales de las personas dicho cambio se hizo con
base no tanto a características como la voz, el andar, ni siquiera el tamaño
del pene ó del clítoris o la idoneidad de la copula, sino de acuerdo con la
existencia de gónadas sexuales que se suponían la clave corpórea de la
fecundidad y la reproducción y por tanto de la identidad de sexo de la persona.
Como hemos analizado, el proceso de incorporación de nuevas conceptualizaciones
y de prácticas de diagnostico del hermafroditismo fue gradual, aunque al final
del periodo que hemos examinado se detecta la primacía de la teoría gonadal,
los sistemas clasificatorios que utilizan los médicos eran electicos,
combinando criterios normativos utilizados por varios expertos foráneos, según
los propios informes de los médicos españoles en cada etapa del desarrollo de
la ciencia del hermafroditismo, la aplicación de los variables de
identificación, no constituía un proceso estandarizado sino discrecional y
variable en la práctica clínica y legal de certificación de sexo. En gran
medida los criterios científicos médicos, para clasificar el cuerpo
hermafrodita dependieron de los mecanismos para la definición y la atribución
del sexo en los seres humanos, en la misma medida en que los criterios del sexo
se fueron delimitando en el proceso mismo para etiquetar el hermafroditismo, no
debe sorprendernos por tanto que hacia la década de 1950, el concepto de género
se incorporara como una variable mas en el marco de los estudios en
intersexuales llevados a cabo por John Neoney en la Johns Hopkims de Nueva
York, las tecnológicas utilizadas para la identificación, no fueron desarrollos
impulsados por los cambios en las
conceptualizaciones, sobre el sexo, tanto los procedimientos de
estandarizaciones como el microscopio eran herramientas que la medicina del
omento, inmersa en un proceso de legitimación científica, venía utilizando, más
bien fue la mentalidad lesional de la época la que fue conformando una idea de
sexo atenida a criterios cada vez mas regidos de estandarización y circunscrita
por el rigor que proporcionaba en la época de visualización en profundidad de
“la verdad sobre el sexo, es decir del órgano en el que supuestamente se
asentaba esa verdad ultima, aun tratándose de un trabajo preliminar puede
concluirme que la ciencia del hermafroditismo española utiliza criterios
similares a los aplicados en otros países europeos como: Italia, Francia y Gran
Bretaña, que perseguían la purificación y reducción del hermafrodita verdadero
autentico, amenaza al modelo de los dos sexos excluyentes, para afirmar la
existencia de varios subtipos de “pseudo hermafroditismo”, a pesar de la
certeza que parecía ofrecer el criterio gonadal tal y como se desprende del
último relato analizado de 1924, ya se vislumbraban nuevas fuentes de
incertidumbre en la ciencia de los sexos, en efecto al final del informe del
Dr. Cardenal un colega el Dr. Muestre, remarcaba el valor de la presencia de
ciertas hormonas para indagar en el sexo del sujeto, pero teniendo muy en
cuenta que se ha demostrado experimentalmente que tanto las hormonas femeninas
como las masculinas son las mismas. Una afirmación que remite a la dificultad
de sostener y contener científicamente la complejidad de las diferencias
sexuales a pesar del empeño por fijar unos criterios excluyentes de la
identidad de los sexos basados en el principio de la existencia de un único
sexo verdadero. A pesar de estas dificultades, a partir de 1925, se pondrán en
boga las teorías maratonianas del hermafroditismo re conceptualizado ahora como
uno de los muchos “estudios intersexuales” un aspecto que esperamos poder
desarrollar en investigaciones futuras.
El abajo firmado, Doctor en medicina,
catedrático de medicina legal y toxicología en la Universidad Central, etc.,
residente en esta corte Certifico: Que he practicado un detenido reconocimiento
de la joven llamada doña R.V. e i en casa de D. Fernando Ulibarry, catedrático
de clínica de dicha universidad a presencia del mismo y un gran número de
catedráticos y profesores de medicina y cirugía, al cual se presento dicha
joven por habérsele indicado que su organización constituía un caso curioso
para la ciencia, dando el resultado siguiente: es una persona de unos
veinticuatro años de edad, de estatura baja, buena constitución, temperamento
sanguíneo y formas en general varoniles, pelo negro y de mirada enérgica,
facciones expresivas, regulares, labios carrillos y barba provista de pelo, los
cuales se afeita; notablemente velluda en su pubis y extremidades; hombros
proporcionalmente más desenvueltos que las caderas; las cuales mas parecen de
hombre que de mujer, tanto si se la ve parada como andando; voz fuerte, sonora
varonil y modo de expresarse enérgico con notables rasgos de no común
desarrollo en las facultades intelectuales y afectivas, algunas de las cuales
ha cultivado, pues tiene talentos, poéticos y regular instrucción.
Sus órganos genitales presentan alguna
irregularidad que a primera vista podría hacerla pasar por un hermafrodita y
dar lugar a dudar de la realidad de su
sexo; mas examinada con detención, se ve desde luego que es una verdadera
mujer, pues no tiene nada que pueda confundirle con un hombre más que un cuerpo
cilíndrico de unas tres pulgadas de longitud y algo más de una de grosor,
enteramente parecido al exterior a un pene imperforado, con su glande y su
prepucio, el cual está situado en el pubis, un poco más arriba de donde suele
estar este órgano de los varones, según
la interesada dice, ese cuerpo cilíndrico es susceptible de erección en cuyo
caso tiene
Mas longitud mas grosor y adquiere mediana
consistencia debajo de esta especie de pene que al tacto parece tener uretra y
cuerpos cavernosos. Se abren los grandes labios, mas separados por arriba que
por abajo, dentro del espacio que estos abrazan se ve como un rudimento de
clítoris del cual arrancan dos pequeños repliegues mucosos, de color mas
encendido, que probablemente constituyen las ninfas ó pequeños labios; luego la
abertura de la uretra; la membrana himen esta convertida en tres o cuatro
colgajos ó carúnculas mirtiformes que da a su borde libre cierta ondulación
habiendo sido probablemente circular con ella la abertura; la vagina permite la
introducción del índice hasta su base sin experimentar la R. un sensación
penosa; tiene matriz, aunque poco desenvuelta, lo que no es extraño en atención
a que no ha funcionado nunca más que para las reglas, las cuales existen, si
bien hace poco tiempo que se ha presentado y e escasa cantidad; hay horquilla y
fosa navicular bastante pronunciada y la correspondiente sensibilidad especial
en esos órganos, singularmente en el punto donde aparece el rudimento del
clítoris, con inclinación al sexo masculino y vehemencia de pasión.
No se ofrece ningún órgano del sexo masculino
fuera del cuerpo peniforme cuya presencia en nada modifica los atributos
femeninos de que gozan todas las demás.
Teniendo por lo tanto, todos los órganos que a
la vista y tacto pueden reconocerse y apreciarse necesarios para la copula,
para la recepción del licor prolífico en vaso idóneo; no ofreciendo la vagina
una estrechez considerable siendo la que regularmente presentaban las solteras
que no han cohabitado ó cohabitado poco y no constituyendo un obstáculo para el
coito, la existencia del cuerpo reniforme ya porque en el acto pueda hacerse
que no estorbe, ya porque es susceptible de una extirpación que no creo ni muy
dolorosa ni de peligro, en especial si se practicase con el extirpador de
Chasuignac, opino que doña R.V. e I, es verdaderamente una persona del sexo
femenino y potente; que como tal puede contraer matrimonio, sin que por eso
pueda asegurarse que tenga hijos, como no se puede asegurar de cualquier otra,
por bien organizada que este y para que conste donde convenga a petición de la
parte interesada doy la presente certificación en Madrid a 14 de noviembre de
1860, Pedro Mata.
Un caso de hermafroditismo.
5 de junio 1920, 135,181 Real Academia de Medicina.
Sesión del día 8 de mayo de 1920, preside el Dr.
Contezo, El Dr. Pascual (don Salvador) comienza diciendo que el caso que va a
exponer es un caso visto en la consulta de urología del Dr. Molla.
Un matrimonio joven recién casado con la
pretensión de que fuese reconocida la
mujer, esta mujer no había tenido menstruación, la apetencia sexual era hacia
el sexo masculino.
En los órganos genitales presenta un órgano
eréctil que no tiene forma determinada demostrativa de que sea clítoris o pene,
por encima del órgano eréctil como unos grandes labios como una vulva en el
espesor de estos grandes labios presenta dos abultamientos, uno a cada lago; en
el órgano eréctil existe un canal que hay en la parte inferior y una banda dura
de tejido resistente, a través de la cual no se puede penetrar y por debajo el orificio urinario que conduce a
la vejiga.
Por el tacto palpación y exploración, los
órganos genitales de esta mujer corresponden al sexo masculino. Desde luego, no
es un hermafrodita, es un pseudo hermafrodita según la clasificación de Rlebs,
este individuo seria clasificado diciendo que era un pseudo hermafrodita
masculino. La clasificación de Posse es “androginoides” y gimantroides.
Androginoides son los hombres con apariencia de mujer y Ginantroides las
mujeres con apariencia de hombre, por lo tanto, en esta clasificación, el caso
expuesto sería el de un androginoide.
Como signos para diagnosticar el hermafroditismo
existen el aspecto general, el corte general del individuo, los gustos e
inclinaciones que tengan respecto al sexo masculino y femenino, en esta mujer
todos estos signos tienen escasísimo valor; hay casos numerosísimos en la
ciencia en los cuales un sujeto pseudo hermafrodita que ha estado toda su vida
en una vida de mujer, llegando incluso a la prostitución y luego después por
cualquier causa fortuita en la autopsia, se ha visto que era hombre que no solo
tenía apetencia para el sexo masculino, sino que esta apetencia estaba
exagerada ganada la confianza de esta mujer por el Dr. Pascual, le confieso que
se masturbaba presentando en su mando o el los … del puesto y a tal extremo
llego esta confianza que logro que se hiciera una masturbación y en el
portaobjeto que la dio recogió un poco del producto evacuado que visto a el
microscopio acuso signos de cistitis y existencia de espermatozoides.
La importancia de este caso estriba en el
aspecto legal ya por ser causa de disolución del matrimonio o sea por error de
persona. Puesto que el marido no se ha casado con una mujer, sino con fulano de
tal.
Otro aspecto que se presenta a resolver es el de
categoría civil, es el de la disyuntiva de considerarla como hombre o mujer.
Para el Dr. Pascual esto no está resuelto, pero
cita a autores que se muestran partidarios de atenerse al predominio de los
caracteres que se presentan bajo el punto morfológico y bajo el punto de vista
sexual,
UN CASO DE PSEUDO HERMAFRODITISMO.
3 de mayo de 1924, 339,439 Real Academia
Nacional de Medicina, sesión del 26 de abril de 1924, Dr Cardenal, se refiere a
una mujer que se cree tal, de veinticinco años, casada desde hace tres años y
según ella y su marido las relaciones sexuales son normales, en verdad es un
hombre, ha ingresado en la clínica por hernia inguinal doble, en la
intervención creyéndose que el contenido de una de ellos era un ovario fue
extirpado y en el examen de la pieza nos encontramos que era un testículo como
lo han probado varias preparaciones microscópicas.
El hermafroditismo se considera verdadero cuando
se encuentra en tal individuo tanto el testículo como el ovario, glándulas
genitales femeninos y masculinos, aun en estado embrionario, de estos solo se
ha registrado hasta la fecha, tres casos típicos; los demás casos son pseudo
hermafroditismos.
Por lo dicho se comprende que este caso clínico
es de pseudo hermafroditismo masculino, aunque tiene órganos genitales externos
de aspecto completamente femeninos e igualmente caracteres sexuales externos,
al punto que la mitad superior del cuerpo es en un todo de aspecto femenino,
sucede que los genitales internos faltan, pues aunque existe un conducto que
simula la vagina y su libido es completamente fisiológico, no hay vestigios de
útero, ni próstata, ni de vesículas seminales.
Dr. Valle Aldabalde: Seria interesante estudiar
definidamente y en cortes seriados el testículo extirpado, para ver si existen
señales de existencia de ovario.
Dr. .. la explicación de la falta de
diferenciación completa de los órganos genitales internos se tienen que buscar
en la forma particular de ciertas … pero teniendo muy en cuenta que ha
demostrado experimentalmente que tanto las hormonas femeninas como las masculinas
son las mismas.