sábado, 25 de octubre de 2008

TODO ESTA CONTAMINADO

¿ TODO ESTÁ CONTAMINADO ?

Por: Javier Bayardo Brito.


Hablar de contaminación, equivale a autodefinirnos si estamos contaminados o estamos por contaminarnos. ¿Por qué?, porque la contaminación pareciese que rueda como la peste, como un virus, con la característica más deprimente y anonadante.

Desde los políticos de oficio hasta los aprendices llevan costurada a su piel la baba de la contaminación; ebrios unos de poder, otros enajenados por las ambiciones desmedidas, hasta algunos pronombres omnímodos y atorrantes que perdieron el concepto de la ética y la esencia de la dignidad.

En esta sentido, no sólo está contaminada el agua de los ríos que se arrastran agónicos en los villorrios alejados de la civilización, también está contaminada el alma humana, pues la vileza llega hasta la depravación y el amor a la riqueza fácil lleva a la corrupción, tan criminal como el que asesina a mansalva, o el que roba en la propia esfera administrativa.

Se contamina por acción y omisión y se corrompe por costumbre o por el malhadado pulso de la impunidad, se meten las manos al erario nacional con la impudicia del malhechor que aprendió a vivir en medio del peculado y de la indiferencia de una sociedad cómplice y complaciente. ¿Estado de derecho? ¿Para qué?. Tal vez para inmunizar a los pícaros de todas las épocas, a los desalmados de todos los tiempos, a los ignaros de todas las edades, etiquetas y perfiles. Es pues desalentador el panorama, por ello el infortunio es comprensible mientras la democracia pareciese reír a mandíbula valiente, olvidando que los ejemplos execrables de deshonestidad y vergüenza nacional salpican de cieno los cimientos de las instituciones.

Es tal la contaminación que el contagio, al parecer está en todas las partes, se pavonea como un ave de mal agüero, extiende sus dominios desde los salones cortesanos hasta los estratos más humildes, desde los aposentos de los doctos hasta lo menos letrados, y tal vez por ello son desconcertantes los polos de poder con cierta atmósfera contaminante, con el rictus abominable de ira implacable y el sello frustrante del sistema trasnochado con un perfil de barbarie y enajenación.
Que hacer entonces para librarnos de la contaminación, la cual es a manera de una canallocracia vestida con la seda lúgubre de la infamia y el desdoro, donde se da cita la inescrupulosidad. Sin embargo no debemos perder la esperanza y luchemos porque esa contaminación que hemos planteado no se siga expandiendo a lo largo del territorio nacional, en detrimento de la paz social, los valores humanos, la salud del país, la misma democracia representativa. Ojalá entonces que podamos aprender las lecciones de la historia para que no sobrevenga el naufragio.

















Fuente / Diario El Heraldo.
Sábado 11 de Octubre de 2003.


Recopilado por la Unidad de Capacitación del R.N.P.

No hay comentarios:

EL COVID 19 Y EL REGISTRO CIVIL AUDIO